El guardia de seguridad (Creepypasta)

Guardia de seguridad


(Creado por mi)


Un guardia de seguridad, es esa persona con un trabajo en específico que a simple vista se podía saber que es un trabajo simple, solo hay que caminar o quedarse mirando una cámara de seguridad, pero tener esa responsabilidad es grande. Muchas personas suelen tener terribles y horrorosas experiencias. Estar vigilando una fábrica, hospital o cualquier lugar de noche no es fácil, debido que tenemos que estar despiertos y atentos a cualquier cosa que ocurra en ese sitio, pero hay algunos casos paranormales que suelen aterrar a cualquier persona.
Me tocaba tomar guardia en una fábrica a partir de las doce de la noche, a esa hora todos los trabajadores estaban en casa durmiendo para otro día de trabajo. En cambio, yo recorría la desolada fábrica de arriba hasta abajo viendo que todo andaba en orden. Este sería mi segunda noche en este gran lugar, normalmente me quedo en mi cabina viendo las cámaras de seguridad, pero a medida que trascurrían los minutos, pensaba en lo que me había dicho el antiguo guardia de esta fábrica. Recuerdo la nitidez de su voz aun en recuerdos.
Me dijo que tendría que tener cuidado con la mujer y la niña en los pasillos de la fábrica, al escuchar eso me vino a la cabeza que ese sujeto quería hacerme alguna broma de mal gusto, esas típicas bromas de principiantes. Obviamente no le creí y le mandé a que le hiciera bromas a otro sujeto… Aunque no debí haberle respondido de esa manera tan… Tan… Descortés. El sujeto me miro enojado y sin decir nada más salió de la cabina. Como me lo esperaba, no ocurrió nada, más bien me iba a quedar dormido en la silla, pero mi alarma de las seis de la mañana hizo que recobrara toda la conciencia, procuré dejar todo en orden antes que mi jefe me regañara por algo. Tomé mi última caminata por la fábrica para volverme asegurar que todo estuviera en orden, luego de eso volví a la cabina, tome mi chaqueta y esperé a que mi jefe llegara para entregarle las llaves e irme a mi departamento.
Ahora me encuentro de ida a mi trabajo aburrido, ésta vez decidí llevar mi consola portable para pasar el rato. Cuando llegué vi a mi jefe esperándome en la entrada. Lucia cansado y con ganas de quedarse dormido por lo que queda de la noche y el día completo.
—¿Le ocurre algo? —le pregunte.
Él no me respondió y solo me dio las llaves, después se subió a su auto y se fue. Entré a la cabina, dejé mis cosas dentro para dar un recorrido por el lugar, solamente me llevé mi iPod y mientras caminaba a la vez que miraba a mi alrededor, podía escuchar algo de música, pero llegó un momento que mi iPod dejó de funcionar. Eso fue extraño y no debió ser que se le acabó la batería, porque lo cargue antes de venir al trabajo, debió ser otra cosa.
—Demonios —me dije, molesto.
Guardé el aparato y seguí el recorrido, todo estuvo tranquilo hasta que entré de nuevo en mi cabina. Encima de la silla se encontraba una muñeca en muy mal estado. Me preguntaba qué demonios ocurría. Tomé la muñeca y la miré detenidamente, esta no tenía ojos y tampoco los brazos, sin pensarlo dos veces la tiré en bote de basura que se encontraba a mi costado. Volví a sentarme frente al monitor.
En ese instante me acordé de mi consola portable y me dispuse a encenderla. Desde un comienzo todo estaba bien, hasta que se apagó de repente, intenté encenderlo, pero no agarraba.
—Maldición —dije, furioso.
Guardé la consola en mi bolso de mala gana, ahora tengo que estar vigilando por toda la noche.
A las tres de la madrugada empecé a escuchar unas risitas de una niña. Al principio supuse que era mi imaginación, pero esas risitas se hicieron más y más constantes, y llegó un momento que iba a salir, pero el fallo de una de las cámaras llamó mi atención.
—¿Ahora qué ocurre? —me pregunté.
 En unos segundos se volvió a la normalidad, pero vino con algo. Había una niña mirando la cámara de seguridad, ésta vestía de una camisa de color rosado, un pantalón negro roto, su pelo cubría su rostro. Agité mi cabeza y al volver a mirar, ya no estaba. Esto se ponía muy raro, nuevamente volví a escuchar esas risitas. Me levanté de la silla dispuesto a averiguar. Caminaba por un pasillo un poco iluminado hasta que de repente se apagaron las luces, por suerte cargaba mi linterna en mano y cuando estuve a punto de devolverme a la cabina, vi que al fondo pasó una sombra demasiado rápido, apresuré el paso hacia el fondo del pasillo, miré a ambos lados, pero no encontré a nadie.
De nuevo volví a escuchar esa risita, solamente que ahora se podía oír en todos lados, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y me devolví a la cabina. Cerré la puerta con seguro, después me senté en la silla con la mirada fija en el monitor, mis manos temblaban de un supuesto miedo.
De repente escuché que alguien tocaba la puerta lentamente.
—Déjame entrar por favor —dijo una voz de una niña, desde afuera.
Miré la puerta con horror, me quedé paralizado de la tremenda mala impresión. Giré mi cabeza hacia el monitor y logré ver una niña parada frente a la puerta de la cabina, ésta no dejaba de tocar la puerta una y otra vez. Tragué saliva y esperé a que esa niña decidiera largarse, pero no fue así. Las horas pasaron y la niña tocaba la puerta diciendo lo mismo. De pronto siento una respiración fría en mi nuca. Al voltear, vi una mujer con los ojos completamente blancos, cabello negro, piel totalmente pálida y una cara larga.
Caí de la silla y me empecé a arrastrar por el suelo, hasta llegar a la puerta, esa mujer me miraba fijamente a los ojos, mi respiración se encontraba agitada, mi corazón quería salir de mi pecho, tomé las llaves con la mano temblorosa e intenté abrir la puerta. Cuando logré conseguirlo, vi a la niña frente a mi…

Lo único que escuche fue una carcajada sádica.





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